Menorca, con una extensión de 702 kilómetros cuadrados y 216 kilómetros de costa, cuenta con una situación privilegiada en el Mediterráneo.
Durante siglos ha sido un enclave estratégico para todas las culturas y eso ha condicionado muchas de sus construcciones aprovechando su particular orografía.
Dentro de estos elementos se encuentra el Camí de Cavalls, un sendero que recorre todo el litoral de la isla y que se utilizó para defender toda la costa desde que en el año 1330 el rey Jaime II decretase la obligatoriedad de mantener hombres armados a caballo en todo el camino para vigilar y defender la isla de Menorca. Esta ruta fue también utilizada con posterioridad por los ingleses y los franceses durante sus épocas de dominación en el siglo XVIII.
No fue hasta el año 2010 que se inauguró como camino público y se incluyó dentro del programa de rutas de Gran Recorrido europeas con la referencia GR223.
Los 185 km de Camí de Cavalls está dividido en 20 tramos o etapas que van de los 5 km a los 14 km y nos permitirán disfrutar de la belleza de la costa menorquina y descubrir un patrimonio histórico, etnológico y paisajístico único en Baleares.
Todo el recorrido se encuentra señalizado con balizas de madera y mapas de situación para evitar que nos perdamos.
Debido a que se trata de un camino natural totalmente integrado con el entorno y la orografía es recomendable el uso de calzado apropiado, ir bien ataviados con bebidas y sobre todo teniendo en cuenta las previsiones meteorológicas constantemente, tanto de lluvia como de viento. Es fundamental también tener en cuenta el mejor momento del día o del año para realizar las rutas. En días calurosos hay que tener presente que la ruta que transcurre por el norte de la isla no cuenta prácticamente con zonas de bosque para resguardarse del sol, cosa que si sucede en la costa sur.
El antiguo sendero también es el escenario de grandes eventos deportivos como la Trail Menorca Camí de Cavalls, en la que los participantes recorren a pie todo el litoral de la isla sin parar, estando el récord actual (2023) en 18 horas 19 minutos o la Camí de Cavalls 360º Non-Stop MTB, en la que se recorre todo el trayecto en bicicleta de montaña y el récord está en 10 horas y 2 minutos.
Desde Minura Cala Galdana
La situación privilegiada de Cala Galdana te brinda la posibilidad de realizar 2 tramos del camí de cavalls totalmente expectaculares.
Descubre los impresionantes barrancos que dominan el paisaje del sur central de Menorca. Estas formaciones rocosas cortan la isla verticalmente, ofreciendo una vista espectacular que va desde el norte al sur, aumentando en profundidad y amplitud a medida que avanzas.
En este viaje por la ruta de los barrancos, te encontrarás inmerso en un paisaje en constante cambio. Desde ambientes áridos hasta exuberantes bosques que crecen en el interior de los barrancos, donde la vegetación prospera protegida del viento.
Destacan entre ellos los barrancos de cala en Turqueta, Macarella y Algendar, donde el verde de las encinas domina el panorama.
Algunas de las calas cuentan con áreas húmedas que se extienden desde las playas de arena, como Macarella y Cala Galdana. Esta última es el punto de desembocadura del barranco de Algendar, uno de los más destacados de la isla. En cada rincón, la naturaleza te invita a explorar y maravillarte con su belleza única.
Si te quedas con ganas de seguir disfrutando del camí de cavall, dirígete ahora hacia el oeste.
Seguiremos encontrando un recorrido plagado de paisajes sobrecogedores, rica flora y fauna endémica, y vestigios de un pasado fascinante.
Los guardianes de piedra
El itinerario comienza bajo la atenta mirada de los colosos de piedra: los barrancos. Gigantes milenarios que han esculpido la isla con sus caprichosas formas. Algendar, Trebalúger, Albranca, cada uno con su propio carácter, se convierten en los protagonistas de esta aventura.
Un oasis de vida
A lo largo del camino, la diversidad botánica nos cautiva. Endemismos como la sabina negral o el lirio de mar se mezclan con una fauna rica en aves acuáticas y rapaces. Un festín para los sentidos que se intensifica al llegar a las calas vírgenes de Cala Mitjana, Cala Trebalúger o Binigaus, donde la vegetación dunar crea un marco incomparable.
Huellas del pasado
A poca distancia del barranco de Binigaus, nos encontramos con un tesoro histórico: tres de las cuevas más emblemáticas de Menorca. La Cova des Coloms, apodada la Catedral por sus impresionantes dimensiones, nos deja sin aliento. Y en la parte alta del barranco, la sala hipóstila talayótica de es Galliner de Madona, un viaje al año 1.500 a.C., nos recuerda la rica historia que impregna cada rincón de la isla.
La Ruta de los Barrancos no es solo un itinerario, es una experiencia que te conecta con la esencia de Menorca. Un viaje que te invita a descubrir la belleza salvaje de la isla, a sentir la fuerza de la naturaleza y a explorar los misterios de un pasado fascinante.
Desde Minura Sur Menorca
Adéntrate en un trayecto apacible y de baja dificultad que serpentea por las pintorescas zonas costeras del sureste de la isla. Nuestra travesía comienza en la encantadora urbanización de Binisafúller y se despliega a lo largo de una carretera costera que enlaza los encantadores pueblos de Binibéquer, Biniancolla y Son Ganxo.
Detenerse en Binibéquer Vell es imprescindible. Este pintoresco núcleo turístico cautiva con sus callejuelas estrechas y sus casas encaladas, creando un laberinto urbano que invita a perderse y descubrir sus encantos ocultos.
Al abandonar Binibéquer Nou, el Camí de Cavalls prosigue su camino junto al mar, brindándonos vistas privilegiadas de L’Illa de l’Aire, reconocible al instante por su emblemático faro. En días de serenidad, las aguas que rodean esta diminuta isla crean un espectáculo de tonos blancos y azules que perdura en la memoria.
Menorca se tiene que disfrutar, ¡dirígete ahora hacia el oeste!
Un lienzo verde y azul se extiende ante nosotros mientras iniciamos la travesía por la costa oriental de Menorca. La primera parte del camino nos regala una suave caminata por terrenos llanos, bordeando el mar y deleitándonos con la brisa marina. A medida que avanzamos, el paisaje se transforma en un mosaico de verdes y ocres, donde se alternan rodales de acebuches y monte bajo con tierras de cultivo y pastoreo.
De repente, el camino se desvía hacia el interior, adentrándose en un terreno más accidentado. Pequeños barrancos surcan la tierra, creando un microcosmos de biodiversidad. En el Caló de Rafalet, un encinar exuberante nos recibe en su fresco abrazo, mientras que en los barrancos de Binissaida y Cala de Sant Esteve, bosques de acebuches se elevan imponentes, protegidos del viento.
En las calas más bajas, como la de Alcalfar, la arena nos invita a detenernos y observar la vegetación dunar. Siemprevivas azules y hinojo marino se aferran a la tierra, creando un tapiz de colores vibrantes. Y en los roquedales calcáreos, encontramos pequeños estanques temporales, oasis de vida que albergan una gran variedad de especies.
Continuamos nuestro viaje por el Camí de Cavalls, fascinados por la constante transformación del paisaje. La costa y el interior se funden en un abrazo de naturaleza, regalándonos una experiencia inolvidable en la isla de Menorca.
¿Te atreves a adentrarte en alguno de estos recorridos?
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